Así lo vivieron algunas protagonistas:
Carmen
Finde en la
montaña.
Del
26 al 28 de octubre, un selecto grupo de atrevidos hemos tenido la oportunidad
de visitar y recorrer las montañas de la Sierra de Béjar, en Salamanca.
Ignorando las previsiones meteorológicas, y algún que otro buen consejo de
parte de nuestras familias, nos adentramos hacia lo desconocido, y conseguimos
llegar a la cima de la montaña resistiendo al frío y a la lluvia. Seguimos en
grupo a nuestro intrépido “sherpa” (versión española) también conocido como Don
Luis, profesor de física del colegio. Sin parar de inmortalizar momentos de la
mano de su experta cámara, consiguió establecer un ritmo agradable para todos,
permitiendo hasta a los menos duchos en el senderismo de montaña (entre las
cuales me incluyo) pasar un buen momento en la naturaleza aprendiendo a buscar
la felicidad en los pequeños detalles divertidos y no el agobio en tiempos que,
a simple vista, podrían parecer inundados de adversidades.
La excursión a la montaña acabó y con ella el frío,
aunque, sin ninguna duda, seguimos compartiendo momentos como grupo. A gusto
del consumidor: podías elegir la actividad que más te apeteciera, desde
partidas infinitas de dominó por parejas con sagaces deducciones, hasta todos
los juegos habidos y por haber con la baraja española. Para destacar, la
partida de “pueblo duerme” que creo que muchos disfrutaron casi tanto como yo.
El finde entero ha pasado con calma, disfrutando de la compañía de los demás,
hablando hasta la madrugada de temas incontables, compartiendo libros y
aficiones, y muchas, muchas sonrisas. Hemos conocido a gente nueva y hermanado
más con los ya conocidos, pues hay pocas oportunidades tan buenas para ello
como una escapada a la montaña. Concluyendo el viaje, una rápida visita
al santuario de la Virgen del Castañar y a la plaza de toros de Béjar, y luego
a la fuente del Lobo. Todo esto, eso sí, acompañados por ese clima húmedo tan
de película, que da aspecto de lúgubre por fuera, pero que reconforta
inexplicablemente por dentro. Creo que todos podemos estar de acuerdo en que ha
sido una muy bonita experiencia, con momentos agridulces que todos olvidaremos
muy pronto, pues los buenos, que han sido muchos, son más fáciles y divertidos
de guardar y atesorar. Sólo me queda desear que mucha más gente tenga la
oportunidad de visitar los paisajes de montaña de la mano de nuestro querido
Colegio San José.
Ester
¿Cómo describirías el momento más loco que has vivido?
Ese que no se te va a olvidar nunca. Quizás, intentarías explicárselo a alguien más, pero es difícil describir algo que tienes que vivir para poder hablar de ello.
Con
este sentimiento volvemos 24 muchachos, como diría nuestro ‘sherpa’ Don Luis
Leza. Y es que el pasado fin de semana, decidimos salir de nuestras zonas de
confort y aventurarnos a la montaña. Esta se nos presentaba gélida,
ruidosa (por el viento) y bastante
aguada. Pero gracias a una treintena de amigos caminantes (el hermano/a de al lado) conseguimos poco a poco vencer nuestras adversidades. Cada cual tenía las
suyas propias: quizás miedo o a lo mejor cansancio.
Tras pasar por el infierno helado, mejor dicho “el inicio de todo” nos encontramos con personas nuevas, ya no es sólo aquella persona que me cruzo en los pasillos del colegio, ahora se convierte poco a poco en la persona con la que he echado tres horas jugando al dominó, las cartas o incluso “letreando” en la habitación.
La magia de la sierra de Béjar es que siempre te deja con ganas de más,
con esperanzas de volver, con el objetivo
de poder ver la cruz en aquel mirador que muchos rechazamos por una ducha caliente y una buena siesta.
Pero
el fin de semana no acababa y nuestro profesor de física nos tenía un regalo
final. Empezando el último día vivimos el desastre del equipaje -todo estaba empapado-, y bajamos al
pueblo de El Castañar, a conocer a su Virgen y su plaza de toros, además de un corto camino a la fuente del Lobo. ¡Qué maravilloso fue sentir el frío, pisar las
hojas secas y ver la carretera mojada con rastros de castañas en el suelo! Ese
aroma a otoño que te deja El Castañar es único, divino, inolvidable. Con esos
tres adjetivos podría concluir yo mi mensaje, pero antes debo añadir un aviso
para aquel que lea esto: la Sierra de
Béjar es mucho más, tanto, tanto, que para poder expresarlo con palabras nunca acabaría.
Con esto y un pastel de cumpleaños me despido, caminantes. ¡Nos vemos en la próxima!
Gracias a Carmen y a Ester por sus animadas crónicas, a Rafa y a don José por enriquecer el relato con sus estupendas fotografías.
ResponderEliminarUna gozada vivir la experiencia con tantas buenas personas y también compartir este blog contigo, querido lector.
Que maravilla de viaje y contada por una de las caminantes. Vibrante ver cómo se transmiten los valores y la experiencia! Enhorabuena a todos!
ResponderEliminarCon gusto he leído vuestra crónica lleno de espíritu montañero que siempre lleva el sol dentro y la brisa al lado del compañero. :-)
ResponderEliminarEspero poder acompañaros en la próxima
Ha sido una experiencia inolvidable, aunque las condiciones no hayan sido idílicas, eso es lo que lo hace diferente, además de los increíbles compañeros con los que hemos compartido tantos momentos, tantos trucos de cartas y tantas partidas de ajedrez. Recuerdo momentos de creer que no puedes más, pero ves a los demás dándolo todo y solo te sale callarte y ayudar. Estoy esperando ya la siguiente!
ResponderEliminarBuen artículo, gracias. La verdad es que fue un fin de semana inolvidable. Luchando con las inclemencias del tiempo por alcanzar nuestros objetivos. Gran grupo de chavales.
ResponderEliminarAntes que nada, querría pedir una sincera disculpa por mi demora, pero tal y como decía cierto filósofo de Sinope: "Más vale tarde que nunca".
ResponderEliminarComo bien han escrito mis allegadas compañeras en su crónica, se ha tratado de una trepidante travesía. El feroz ventarrón y la abrumadora niebla no dieron fruto a un entorno favorable para haber tenido una idílica marcha. Si hay que mencionar un aspecto a destacar de esta salida, tiene que ser lo ÉPICA que ha sido, como si de un metraje de supervivencia se tratase. Sin embargo, una vez más, el Grupo de Montaña demostró que, a pesar de todo, con camaradería, resilencia, tesón y voluntad, se pueden superar las adversidades y conquistar grandes metas
No solo hay que destacar nuestro camino por la sierra, sino que también el agradable ambiente de convivencia que tuvimos en el albergue y lo cautivador que es Castañar. Caminar por el asfalto cubierto por la hojarrasca, el aroma a humedad y los entrañables lugares que se repartían por el pueblo también fueron cosas que marcaron estas correrías que vivimos en Béjar.
Desde mi acomodado sillón, mando un mensaje para aquellos que lean esto y no hayan tenido el coraje de venir. Os invito a encarnar lo que es caminar al lado, de no tan solo un grupo, sino de una familia que se ha ido forjando poco a poco en las montañas, hambrienta por enfrentarse a nuevos desafíos y retos. De verdad que no os vais a arrepentir.
Por último, dar un reconocimiento a todos los compañeros por hacer de esta experiencia algo único, a los camarógrafos por semejantes instantáneas (como bien diría nuestro gran amigo y mentor Don Luis), a los trabajadores que nos atendieron y nos dieron de comer, a los encargados de cuidar de esta pandilla de jóvenes aventureros, y, en especial, a ese grupito que me acogió al que pocas veces les he remarcado el aprecio que les tengo en mis adentros. Sin lugar a dudas, una odisea que voy a estar eternamente agradecido de haber vivido.
Miro las fotos y veo los impermeables al viento, vuestros cuerpos inclinados por el esfuerzo de la marcha,.. y mucha sonrisa y muchas ganas de volver a vivir un día de montaña. No sé si llamaros valientes o inconscientes pero qué duda cabe que volveréis a reuniros para otra ruta por la Sierra
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